Tristan e Isolda I

Fue una mañana, tal vez una tarde o probablemente una noche ya no lo saben, es que el tiempo se detuvo en el preciso instante en que sus miradas se clavaron, quizás ni siquiera supieron en que lugar estaban, la noción de la realidad desapareció por completo.

Se vieron y cuando sus ojos se encontraron hubo un chispazo eléctrico de color celeste que ilumino gran parte del lugar, lo notaron, claro que lo notaron, pero se limitaron a pasarlo desapercibido porque, sólo interesaba mirarse lo demás ya no importaba para ellos.

Tristan la observaba pendiente de cada movimiento, miraba sus ojos, su cabello, su piel dorada iluminada por unas luces violeta que él ya no sabia de donde habían venido, si de los rayos de algún sol magnético de esa mañana o las luces aéreas de la noche, tal vez ella misma las proyectaba, ya no lo recordaba, solo recordaba sus ojos que parpadeaban al ritmo de unas pestañas de oro maravillosas.

Isolda no podía creer su osadía, había ido lejos de su zona demarcada aunque aún pertenecía a una zona neutra, era demasiado lejana para ella, en aquel lugar sus imanes no lograban incomodarla y al parecer los de él tampoco pero, aun así su encuentro no podía ser tan extenso.

Ella observaba a este hombre tan cobrizo, sus manos, eran muy especiales, diferentes a todas, con huellas, muchas huellas, algunas eternas, miraba aquellos ojos con pestañas de un cobre fino, delgado, brillante, que le sonreían a cada instante y la miraban sin descanso, y su boca… ¡ay esa boca!, Isolda estaba sedienta de ella.

Sus manos tan cercanas, algunos centímetros las separaban, él deseando tocarlas, ella con ansias de que lo hiciera.

La despedida fue larga, caminos rectos, ondulados, iban, se devolvían retrasando el adiós.

Tristan se adentro mas allá del límite de la zona neutra, lo cual podía ocasionar daño a sus imanes, lugares no permitidos, el territorio de Isolda, ella tomo su mano para darle de su energía y así mantenerlo a salvo hasta el momento en que saliera de allí

Al despedir ese encuentro no pudieron evitarlo y un beso unió las bocas… loca osadía que produjo un resplandor que se vio en todo el planeta, podrían haber descubierto al intruso.

Tristan se marchó tan confundido que ni la energía de Isolda lo ayudo, llego al límite de la zona desesperado, con aquellos imanes que le opriman el pecho y eran cada vez más insoportables.

Mientras se recuperaba, pensaba que nada de eso importaba…ella lo había besado,

Isolda por su parte apoyaba su mano en un tablero que leía su palma y verificaba su identidad, mientras de a poco se habría el portal por al cual ella ingresaba a su hogar, en el preciso momento en el que entraba las luces le daban la bienvenida encendiéndose solo con la energía que emanaba de ella.

Se metió en la cama con un dulce sabor en los labios y el corazón palpitando revolucionado, aún no lo creía, por fin cerró los ojos…las luces se apagaron.

Continuará…

Tomé prestados los nombres, la historia puedes ser familiar para mas de alguno...eso espero.