Chocolate...

Ayer almorcé con mis compañeras de trabajo, cinco regias y simpáticas mujeres sentadas en el restaurante riéndose a carcajadas sí que llamaba la atención, estábamos cerrando un mes malévolo y complicado e iniciábamos otro mes, menos funesto que el anterior ( eso esperamos).

Se preguntarán y eso no lo dudo, de què hablan las mujeres cuando se juntan, se alborotan y se desordenan, estoy segura que piensan que discutimos acerca de los hombres. Pues… error garrafal, nuestra conversación giro en torno al maravilloso, exquisito, delirante, energético y prohibido chocolate

Coincidimos todas en que era maravilloso poder comerse un chocolate sin sentimiento de culpa, disfrutarlo sin remordimientos, también coincidimos en lo peligroso que puede llegar a ser que se te convierta en un vicio… que desastre para tu estampa!!

Según nuestra encuesta los mas deseados son aquellos que traen almendras, son pocas a quienes les gustan sencillos o solo de leche, aquellos rellenos…mmm bueno dependerá que relleno sea obviamente pero allí nuevamente gano el de almendra

Personalmente me encanta el chocolate bitter puro sin relleno y en barra grande, pero aquel que es mi placer culpable…es un bombón.

Por lo tanto, al salir rumbo a la oficina nuevamente tuve la osadía de comprarlo, primero compre uno pero luego me di cuenta que pues… uno no era ninguno!!!

Cerré los ojos a la culpa y el remordimiento y pidiendo a mi subconsciente que no lo transformara en vicio me comí un bombón relleno de coñac y cerezas la mezcla perfecta de chocolate semi bitter y crema de coñac dulce casi, casi orgásmico…

Podrán deducir que ciertamente no aguante la tentación de servirme el siguiente verdad???

Se les quiere.