jueves, 3 de marzo de 2011

Roce...(des)encuentros (des) esperados... (A.M)

Ella queria que fuera como cualquier otra vez, nada especial. Pero es diferente. Los dos han escapado ( eso ella no lo sabe todavía; solo esta segura de su parte) de sus vidas para encontrarse en una esquina y creer que pueden construir un espacio común. Que todo lo que no sea esa esquina y ese espacio comun no existe. Pero la incertidumbre alarga el tiempo; ella no sabe si él va a querer llegar, ni cuando. Piensa que pudo haberse quedado dormido y , que si lo hizo ( si duerme), llegara con mas de media hora de retraso. Y ella no va a esperarlo mas de media hora, por orgullo y por amor propio...
Esta un poco en eso y un poco recordando cosas que todavia no suceden, cuando lo ve bajar de la micro en la vereda del frente. Lo ve bajar y de pronto le gustaria estar a mil kilometros de ahí, en alguna parte del desierto donde no hayan esquinas. Pero no porque no quiera estar ahí, sino porque lo desea demasiado. Porque en un descuido se ha dado cuenta de que él es hermoso y teme no gustarle. El la ve antes de bajarse y piensa en esconder la cabeza y seguir de largo hasta el terminal. Pero no porque no quiera estar con ella, sino porque la ha visto de lejos y la supo tan hermosa que de pronto temió no gustarle.
Sin embargo, caminan el uno hacia el otro, eso si, sin mirarse demasiado, y se encuentran en un beso largo queriendo que todo lo demas no exista y presintiento que es mas bien al revés. Que son ellos los que dejan de existir, que no hay coordenadas geograficas o temporales que los sostengan, que solo estan ahí por la fuerza de su deseo...
Caminan lentamente hacia el auto y, al subirse, por todas las ganas que tienen de estar juntos esa primera vez, toman conciencia de la cantidad de riesgos que corren en cada viaje. Que el auto puede no partir. O partir y luego dejar de andar de pronto, en madio de la calle. O que pueden chocar contra un poste. O arrollar un perro...
Y es aún peor. Pueden llegar. Pueden llegar ilesos, incluso luego de salvar todos los obstaculos, y encontrarse solos frente a frente, sin excusas, y no gustarse.
O ir más allá, y estar encantados el uno del otro, pero tanto, que en la ansiedad del encuentro él sea torpe y enrede su reloj en el pelo de ella, y ella, al intentar sacarlo, le rompa la manilla de la cuerda. O él tratar de devestirla con tanto apuro que no se detenga en los botones de la blusa y los arranque todos de un tirón. O ella besarlo tan fuerte que le hiera los labios.
Pero si eso no sucediera. Si todo fuera bien, como han imaginado, si se besaran el uno al otro como siempre soñaron, si encontraran esa manera de acariciarse que ya creían inexistente, si se produjera un encuentro absoluto y enorme...solo si eso ocurriera las cosas serian realmente graves. Solo entonces comenzarían a amarse y saben que amarse es un camino vertiginoso del cual no se escapa nadie por voluntad propia, que es necesario reventarse en él para lograr olvidarlo, y destruirlo completamente para salir.
No han hablado, pero no ha sido necesario, porque con mirarse se entienden. Despues se dicen algunas cosas, ella le cuenta temores que ha inventado en ese momento. Dice temer que ese espacio que creen estar contruyendo no sea real (sabe que es mas real que todo lo demas, que el resto de las cosas no existen) y que la situacion sea desigual ( sabe que es mas pareja que cualquier otra, que se desean en la misma medida, que se extrañan con la misma fuerza) . Al decirlo ladea la mirada, pero aun asi él no nota que miente porque no quiere notarlo. Simplemente descansa en su temores y asiente con la cabeza. Y luego confieza sentirse culpable de haber elegido una vida y estarla traicionando al desearla a ella. Se lo dice sin ninguna convicción y ella lo cree porque quiere creerlo, porque es mas fácil.
Se miran en silencio, sintiendo un pequeño dolor entre el pecho y la garganta. Ya no temen los riesgos del viaje porque saben que no pasara nada. No temen no gustarse porque se saben construidos a medida para el gusto del otro. No temen torpezas porque, asi como se desean con furia, se desean tambien con la calma necesaria para olerse y aprenderse lentamente de memoria.
Pero han creado entre los dos el único y gran real temor. Y se despiden apoyados en pequeñas cosas. Pero lo que los separa es saber que, luego de ese encuentro ( aunque la historia no les alcance para terminar de vivirlo) no van a poder sino amarse. Que bastara con tocarse una vez la piel para no poder salir. Bastara con verse desnudos y juntos frente a un espejo.
Se besan lento y largo sin decirse nada. El cruza la calle sin volver la cabeza y ella hace partir su auto, sin poder recordar ya aquello que todavia no sucede.


No existian los obstaculos...los obstaculos vinieron contigo...

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