viernes, 18 de marzo de 2011

El despertar ( anónimo)



El Despertar

Llega un momento en la vida, cuando finalmente ya lo captaste… cuando en medio de tus temores y locuras te detienes en seco, y de repente la voz en tu cabeza grita: BASTA!!! Basta de pelear y llorar o luchar solo para aguantar. Y como un niño callándose después de su rabieta, tus sollozos empiezan a calmarse, levantas tus hombros una o dos veces, empiezas a pestañear para despejar tus lagrimas y empiezas a ver el mundo con nuevos ojos. ESTE ES TU DESPERTAR.

Te das cuenta que es tiempo de dejar de esperanzarte y esperar que las cosas cambien… o esperar que la felicidad, el confort y la seguridad vengan galopando desde el horizonte. Llegas a términos con la certeza que ninguno de ustedes es el Príncipe Azul o Cenicienta y que en el mundo real no hay finales felices de cuentos de hadas (ni comienzos, cualquiera que sea el caso) y que cualquier garantía de “feliz por siempre” debe empezar por ti. …y en el proceso un sentido de serenidad nace de la aceptación.

Despiertas percatándote de que no eres perfecto y que no todos te amarán siempre, que no todos apreciarán o aprobarán quién o qué eres… y eso está bien! Tienen el derecho a sus propios puntos de vista y opiniones. Y aprendes la importancia de amarte y retarte a ti mismo… en el proceso un sentido de hallazgo personal nace de la auto-aceptación.

Dejas de quejarte y culpar a otras personas por las cosas que te hicieron (o no hicieron por ti) y aprendes que la única cosa que realmente cuenta es lo inesperado. Aprendes que la gente no siempre dice lo que quiere o quiere lo que dice y que no todos estarán ahí para ti y que no siempre se trata de ti. Así que aprende a valerte por ti mismo y a cuidar de ti mismo. Y en el proceso un sentido de refugio y seguridad nace de la auto-suficiencia.

Dejas de juzgar y apuntar y empiezas a aceptar a la gente como es e ignorar sus pequeñeces y fallas humanas. Y en el proceso un sentido de paz y contento nace del perdón. Te percatas que muchas de las formas en que te ves a ti mismo y el mundo a tu alrededor es como el resultado de todos los mensajes y opiniones que han sido grabados en tu mente. Y empiezas a zafarte de todas las porquerías que te han estado alimentando, sobre como deberías comportarte, como te deberías ver, cuánto deberías pesar, que prendas deberías usar, que debes hacer para ganarte la vida, cuánto dinero debes ganar, que auto deberías conducir, donde y como deberías vivir, con quien te deberías casar, la importancia de tener hijos y como los debes criar, y cuanto les debes a tus padres, familia y amigos…

Aprendes a abrirte a nuevos mundos y diferentes puntos de vista. Y empiezas a reevaluar y redefinir quién eres y cuáles son tus principios y prioridades. Empiezas a aprender a diferenciar entre querer y necesitar, y empiezas a descartar las doctrinas y valores que has superado o que nunca debiste habértelas tragado para comenzar. Y en el proceso aprendes a seguir tus instintos.

Aprendes que consiste en realmente dar para llegar a recibir. Y que hay poder y gloria en crear y contribuir, y dejas de navegar por la vida como “consumidor” buscando tu próxima satisfacción. Aprendes que principios como la honestidad e integridad no son ideales pasados de moda de una era remota, sino el gran arma que mantiene sólida los cimientos los cuales edificas tu vida.

Aprendes que no lo sabes todo, que no es tu trabajo salvar el mundo y que no puedes enseñar a un chanco a cantar. Aprendes a distinguir entre CULPA y RESPONSABILIDAD y la importancia de establecer límites y aprender a decir NO. Aprendes que la única cruz que cargas es la que tú eliges y que los mártires mueren en la hoguera.

Entonces aprendes sobre el amor. Cómo amar, cuánto dar de amor, cuándo dejar de dar amor y cuando alejarte. Aprendes a ver las relaciones como realmente son y no como te gustaría que fueran. Dejas de tratar de controlar gente, situaciones y resultados. Y aprendes que “estar solo” no significa “soledad”.

Además dejas de empeñarte en dejar tus sentimientos a un lado, suavizando cosas e ignorando tus necesidades. Aprendes que deseos de poder son perfectamente aceptables… Y es tu derecho desear cosas y pedir las cosas que deseas… y que a veces es necesario exigir cosas. Llegas a percatarte que te mereces ser tratado con amor, cariño, respeto y que no te conformas con menos.

Y aprendes que tu cuerpo es en realidad un templo. Y te empiezas a preocupar por él y lo tratas con respeto. Empiezas a comer una dieta sana y balanceada, tomar más agua y tomarte el tiempo para hacer ejercicios.

Aprendes que estar cansado provoca dudas, temores e incertidumbre y entonces tomas más tiempo para descansar. Y así como el alimento es el combustible del cuerpo, la risa es el combustible del alma. Así que toma tiempo para reír y jugar.

Aprendes que por lo general, obtienes en la vida lo que TU crees que te mereces… y que mucho de la vida es verdaderamente una profecía que tu logras que se cumpla.

Aprendes que cualquier cosa que vale la pena lograrlo, vale la pena trabajarlo, y desear que algo suceda es diferente a trabajar para que eso suceda. Y más importante aún, aprendes que para lograr el éxito necesitas dirección, disciplina y perseverancia. Además aprendes que nadie lo puede hacer solo y que está bien arriesgarse a pedir ayuda.

Aprendes que la única cosa que debes temer es al mismo TEMOR. Aprendes a atravesar a través de tus miedos, porque aprendes que tú puedes, que tú puedes lidiar con ellos y que si te rindes ante tus temores renuncias a vivir tu vida de la forma en que quieres vivirla. Y aprendes a luchar por tu vida y a no desperdiciarla viviendo bajo una nube de perdición.

Aprendes que la vida no es siempre justa, que no siempre recibes lo que piensas que mereces y que cosas malas le suceden q gente buena. En estas ocasiones aprendes a no tomar las cosas de manera personal, como si fueran en tu contra.

Aprendes que Dios no está castigándote o no contestando tus plegarias. Es solo la vida aconteciendo… sucediendo…

Y aprendes a lidiar con la maldad en su estado más primitivo: EL EGO. Aprendes que sentimientos negativos tales como el odio, la envidia y el resentimiento deben ser entendidos y re direccionados o sofocaran tu vida y envenenarán el universo que te rodea. Deshazte de ellos!

Aprendes a admitir cuando estés equivocado y aprendes a construir puentes en lugar de muros.

Aprendes a ser agradecido y a sentir confort en muchas de las cosas simples que a veces tomamos por hecho o por garantía. Cosas que millones de personas en la Tierra solo pueden sonar: un refrigerador lleno, agua potable, una cama suave y cómoda, una ducha de agua caliente…

Lentamente empiezas a tomar responsabilidad por ti mismo y te haces la promesa de nunca traicionarte y de nunca conformarte con menos de los que desea tu corazón.

Y cuelgas una campanita de viento afuera de tu ventana para que puedas oír el viento. Y te decides a seguir sonriendo, a seguir confiando y mantenerte abierto a cada maravillosa posibilidad.

Finalmente con coraje en tu corazón y Dios a tu lado tomas una posición y respiras hondo… y empiezas a diseñar la vida que tu deseas vivir, de la mejor manera posible….

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